viernes, 3 de octubre de 2008

Alguna vieja meditación

El buen disfraz de quienes nos debemos a las máscaras de lunes a viernes. He desarrollado una habilidad increíble para fijarme en las incomodidades que tiene la gente y a veces me pregunto: ¿qué es lo que invade ese pensamiento?.

A lo mejor no es más que una excusa esto del buen vestir; sin embargo, sé, por experiencia propia, que, cuando algo te está molestando, como la coma, la mitad de las cosas que haces son a medio gas porque la misma condición incómoda en la que tu cuerpo se encuentra te impide dar valor a los detalles (Los detalles, los detalles...lo bello al infin, no mon amour?).

Si llega a ser el caso que en mi próxima vida, y si fuera el caso del caso, me tocara ser un torturador o manipulador de gente para obtener información y o aquel que los obliga a declarar, escogería incomodar a la gente de las siguientes formas:
  • Con un par de zapatos más pequeños (Amelie poulette..oh!), ó

  • ajustar la correa del pantalón... no al punto de no cerrar, solo apretada, ó

  • caminar con zapatos sin medias (tacos),

  • o camisas de seda negra en una procesión.

A lo mejor esa ropa interior para hombres con una talla menos y también zapatos para mujeres, en punta, sobre la arena. No olvidemos, tampoco, de la coma, otra vez, de correr con los pantalones flojos. Algunos más:

  • obligarles a dormir con tanta ropa como puedan, en una cama de plumón, en una terraza, al medio dia,

  • piscinas de agua caliente, no hirviendo, ó

  • zapatillas bora bora con arena pegada en los bordes. Una horrible:

  • meterles al mar sólo con ropa interior y obligarles a que se ciñan el pantalón apenas salgan revolcados del mar...montarles a un bus con un viaje de almenos 10 horas...

.....si son pareja......................., solamente les obligaría a no hablarse........................... en 2 horas.

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