martes, 6 de julio de 2010

He visto mi vida pasar

Medio somnoliento pelo el plátano más amarillo que vea de reojo. Intento no olvidar la fórmula ancestral que básicamente se resume en una pizca de esto o de aquello, y casi todos los ingredientes terminan con "al gusto". Como buen ecuatoriano, prendo la licuadora a velocidad media, con la firme convicción de que así durará 30 años. Al mismo tiempo preparo los sánduches de queso en el microondas manabita. Ya cuando todo está en su sitio (el queso entre dos rodajas integrales de pan, el batido en cada taza y el jugo servido) espero sentado acostado sobre la mesa de metal y cierro los ojos...

Y estás tú, el día que subimos a tu apartamento. Tardaste 5 minutos en preparar dos tazas de café pasado. Era todo un laberint tu hogar, desde miles de libros abiertos en páginas gastadas de tanto subrayar, un vaso de cristal verde lleno hasta la mitad de vino, dos trozos de carbón con el que pintas ese cuadro que nunca terminas, y diciéndome que te ayude a mover el único mueble donde reposa, noches enteras, tu violín.

Me hablas de futuros cercanos y sensaciones etéreas que mueven mis músculos con sólo imaginarlas. El único foco intermitente muere repentinamente y tú, que no has logrado instalarte del todo en un mes, sientes el mismo pánico que yo, las sombras apoderándose de tu cuerpo y el vértigo ineludible porque no puedes protegerte en las vislumbraciones de tu mundo burbuja, ni yo en los discos que ando a cargar por si todo sale mal: no hay luz.

Tropiezo con tus botas, tocas mi ombligo por descuido y tu mano ha alcanzado el resto del cartón de vino que ayer abriste sola, cuando quedamos por teléfono en que iría a tu casa luego del trabajo...lo abriste como celebrando que no iría armado, o que tu no sellarías tu trinchera. Soy tu enigma y la escencia de la duda maldita. Tu mi artista, equilibrista, la nariz de payaso en la más femenina lencería con encajes.

El corazón taquicárdico, la vista un poco nublosa...los labios húmedos.

¿pero que es eso?, un olor a quemado..............PAF!

Despierto más cansado que antes a sacar los panes quemados del microondas. Y baja ella, mi elección segura, a quejarse por el olor.

Le contesto que me he quedado dormido (sonrisa de medio lado).

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