viernes, 13 de marzo de 2009

El tiempo

es inescrupuloso, el tiempo. Tener tanto tanto de él, entre retomar una conversación y otra...son como 8 horas de autismo o de dar vueltas en la cabeza (se me vino un chiste que dice... Hola Nena, estás cansada? -no, por? -porque has dado vueltas en mi cabeza todo el día, jaja)... tema de hoy, la decisión.

Todo es una decisión. Salir, estar mejor o peor, amar, perdonar, cuernear, salir, matar...todo es una decisión. Qué loco.

Hoy me di cuenta de lo que hay atrás de las palabras en general. Una intención...una decisión que apunta al interés individual, al común también. Así pues, decidir estar bien se convierte en la única arma para evitar la autodestrucción. Que todavía puede ser más catastrófica si la dejamos que se expanda. Cuál será el fondo de las cosas? Osea, cuando podemos decir, qué hijueputa he tocado fondo?, me parece que las variables son tan exógenas que no la vemos venir nunca y siempre terminamos con un plan no tan bien ejecutado.

Okey: estaremos ahí y nadie entrará en las barreras y así pasará la tormenta y soplará la paz y (ojo) ojalá podamos volver a ver lo que dejamos atrás. Qué sentimiento tan increíblemente intenso, ooooh. Si pudiera dibujar con carbón aquí lo que haría fuese una luna con los ojos abiertos. Viendo de lado al mar, talvés. Y la noche que parece que cada vez le coquetea más y más, pero la luna piensa en el mar y no se deja, es fuerte. Es fuerte. Es fuerte.

Para el mar, en cambio, mirar cielo arriba es alentador porque sólo así conseguirá la luz que alumbre su inmensidad. Pero la noche come y al otro día hay luz y la luna está ahí, al menos desde la tarde... y luego viene la noche otra vez y si está despejada....como entre semana (y no siempre), todo estará calmo, pero si no, el mar no podrá encontrar la luna aunque sepa su trayectoria, aunque se conozca sus caminos.. porque la noche le coquetea y aunque sabe que ella piensa en el mar, la luz de todas formas no está.

Que bestia, si tuviera el carbón en este instante, seguramente...me reiría de lo frágil que puede cambiar un dibujo con la imaginación. Yo me quedo con la consigna de estar superando las constantes barreras de que de un tiempo a esta parte, a mi amor propio algo le falta, y lo has dejado unos puntos por debajo del de Kafka; y así han de venir tiempos mejores, donde cometeré más errores, daré menos explicaciones, y haré nuevas canciones...en las que te cuente cómo, ultimamente, son tan frecuentes tristes amaneceres ahogando mis finales.

Si tuviera un carbón haría un dibujo. Para entender lo que me vino como un colchón de seguridad pero que de un lado está saliendo el plumón. La hora cero y el kilómetro uno hay que recorrerlo así. Las nubes coquetean la luna, el mar sabe donde está...no la ve y confía en que está allí...que pronto vendrá a resplandecer en su inmensidad, la que marca el romance de siempre. El mar no ve la luna, pero confía en que esté allí.

Día uno: el diseño y la estructura del miedo. Identificar los límites y cercarlos de una vez para evitar que se expandan.

(No es por tí, es por el mar)

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