miércoles, 10 de septiembre de 2008

El epitafio ya está escrito


El destino del pasado: mirando por la ventana, sentado en el poyo. Sabiendo que pronto se tirará al vacío, al olvido. Permanece tan intensamente al alcance de nuestras ganas de hacerlo pero siempre necesitamos de un empujoncito. Dicen que el diablo no es aquel que induce al hombre a explotar su lado sodómico, incitándole a que se quite la vida o a negar la entrada al "paraíso". Lo que hace es soplar levemente al oído y decirle 'hazlo': el bien y el mal, infierno y cielo, vida o muerte. Todo tan frágil, tan liviano, que los refranes más antigüos dicen que 'del amor al odio hay un paso', una decisión a fin de cuentas.

El otro dia vi, con volumen, un reportaje de un insecto que es considerado el más veloz del planeta. Se explicaba que si aquel ser fuese del tamaño de un auto de carreras, la relación sería uno a trecientos. Aún así, no es capaz de mantener el nivel de procesamiento a un ritmo similar por lo que al moverse tan rápido debe hacer una pausa hasta enfocar el objeto o la presa, si fuese el caso, (el objetivo, la meta, el principio...kleine) y de allí, su andar de renga acelerada.

No se puede correr y aprender al mismo tiempo.

¿ Y en el futuro ? ¿ Es acaso éste, el destino del pasado ? Todo pasa, todo se difumina. Todo y nada al mismo nivel. Sentirse en la máquina, que pronto me empujarás por la ventana...aunque duela la nariz al hacerlo.

Salté antes de hora, como quien no pone resistencia ante lo que parece ser inevitable. Con menos honor por ser el segundo o al menos el que aprendió sin tener que hacerlo. Al otro lado de la ciudad está alguien que no sabe que ha sido abandonado al viento y que seguramente comerá una manzana como todos los días. Espiará por su pasado con un peso muerto encima: el del otro lado. El tiempo que se desconoce y que pasa ante nuestros ojos que están a ciegas de lo que ocurre para impedirle el paso y que no sea demasiado tarde.

Me lanzé al vacío y despertao contigo ¿ Me amias ?

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