martes, 16 de septiembre de 2008

Ponerse en los zapatos del otro

Verde limón. La esperanza de mis ojos. Es una semana en la que la nueva temática está representada por la lucha contra fantasmas, potestades, incubos y bueno, esas presencias que no son del todo gratas porque se muestran cobardes y aprovechadoras de momentos flacos. Ayer sucedió algo como eso...la gloria del presente en las piernas del pasado, cuando nadie ve ( se puede ser o no ser ). La teoría dice que la base del pasado da soporte al presente, y es verdad. Por otro lado, también está la teoría de que el hombre no logra desarrollar su lenguaje al nivel femenino y esto desemboca en un problema infinito de comunicación que hasta puede traer consigo consecuencias funestas de separación. Y la última, que nada está escrito, carajo!
Son tantas cosas con las que debemos lidiar y siempre va a haber algo más por lo que preocuparse, como la vida de un hijo ( hija ) en la cual uno va cuidando y luego quiere ver el futuro con esa persona y traerle las oportunidades que no tuvo uno y que si que si que no se que. Pero al infin, sólo sirve para darse cuenta de que "una madre nunca deja de ser madre", y de esta manera se condena el reino de la paz; o al menos condiciona al ir y venir, o no venir mejor, de nuevas situaciones.

No ver para no lidiar suena como una razonable opción y cuerda además. Es una manera se suprimir la posibilidad, no el hecho en si, y es un remedio preventivo. Una vacuna y no una medicina.

Aún así el verde limón asoma al final y es cuando uno recuerda que el camino que escoge no tiene porque ser de lo mejor ni de lo peor...lo que si merece como todos, es un lugar en el cual uno pueda sentarse un rato o descansar del viaje y disfrutar de lo que tiene a la mano. Quien no ha parado por un choclo, o para comprar frutas o estirar las piernas y a disfrutado de esa condición de viajero pero con la aventura como para tomar un respiro y subir con nuevos brios el rumbo que hasta cierto punto, es cansón porque las mismas curvas se tienen de local que de visita. Los problemas no mueren, sólo cambian de provincia en la vía.

Y la solución es ponerse en los zapatos del otro o en las medias también y así saber que lo que es, no lo es todo y siempre esta superditado al encuentro común de dos cabezas que piensan distinto y de al menos una contradicción en la que ahora cedemos y mañana logramos pero por el bien común.

Así pues, los zapatos del otro no son más que los zapatos en un lugar ideal...el camino común.




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